New York se convierte en la capital de los Estados Unidos.

En el momento de su descubrimiento europeo en 1524 por Giovanni da Verrazzano, la región estaba habitada por alrededor de 5.000 aborígenes de la tribu de los Lenape. Este explorador italiano al servicio de la corona francesa la llamó Nouvelle Angoulême (Nueva Angulema). La instalación europea comenzó en 1614 en manos de los neerlandeses y en 1626, el director de la colonia, Peter Minuit, compró la isla de Manhattan a los Lenape (la leyenda, ahora refutada, cuenta que por abalorios de cristal por un valor de 24 dólares). El lugar sería renombrado como Nieuw Amsterdam y se especializaría en el comercio de pieles. En 1664, los ingleses conquistaron la ciudad y la rebautizaron con el nombre de Nueva York en honor al Duque de York y Albany. Al final de la Segunda Guerra Anglo-Holandesa, los neerlandeses ganaron el control de Surinam, a cambio de que los ingleses controlaran Nueva Ámsterdam. Hacia el año 1700, la población lenape había sido reducida a 200 habitantes.
La ciudad de Nueva York ganó importancia como puerto comercial bajo el Imperio británico. Ya en 1754, se fundó la primera casa de estudios de la ciudad, la Universidad de Columbia.
Durante la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos, la ciudad emergió como escenario de una serie de importantes batallas conocidas como «La campaña de Nueva York y Nueva Jersey». Finalizada la contienda, en Nueva York se reunió el Congreso Continental, y en 1789, el primer presidente de los Estados Unidos, George Washington, fue anunciado en el Federal Hall de Wall Street. Nueva York fue la capital de los Estados Unidos hasta el año siguiente.

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