Segunda de las aventuras cinematográficas protagonizadas por el héroe de acción y aventuras creado por George Lucas y Spielberg, que veían como el personaje daba de si lo suficiente como para convertir sus andanzas en una nueva saga que asegurase la continuidad de los éxitos logrados con la trilogía Star Wars / La guerra de las galaxias. Al igual que sucedió con la segunda entrega galáctica (conocida como Episodio V), este segundo capítulo de Indy debía ser más oscuro que la película original, y para ello el genial tándem ideó una aventura con la India como escenario y con la secta de estranguladores thugs como archienemigos del héroe.
Indiana Jones iría en esta ocasión acompañado de otra mujer, Willie Scott (una Kate Capshaw que celebró el rodaje casándose con Spielberg), que viene a ser el personaje cómico necesario en la película, y un niño oriental precoz y karateka, Tapón (Ke Huy Quan, que también protagonizó Los Goonies en el papel de Data). Para enfrentarse a una secta de monjes seguidores de la diosa hindú de la muerte Kali y su líder Mola Ram quien tienen una mina secreta en la cual esclavizan e influencian niños robados de aldeas a trabajar y también realizan sacrificios humanos en nombre de Kali.
El éxito de la película fue innegable, pese a que económicamente no superó la recaudación de En busca del arca perdida / Los cazadores del arca perdida, y lo único objetable fue la cantidad de duras críticas a causa del contenido sangriento y oscurantista de algunas escenas, especialmente aquella en la que el gurú de los thugs, Mola-Ram (Amrish Puri), arranca el corazón a un hombre sin que la cámara se desvíe ni un centímetro del hecho. Fue a raíz de esta escena que Hollywood decidió crear la calificación -13 años (PG-13).
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