Gran incendio de Moscú.

La sed de poder mundial de Napoleón fue la razón indirecta para un gran incendio en Moscú en el año de 1812. ¿Pero quién mandó la orden de quemar la ciudad? ¿Cuáles son las razones principales de la tragedia que quemó tres cuartas partes de las construcciones de la ciudad? Mientras el alcalde de la capital rusa busca la respuesta a la pregunta de unos 200 años de antigüedad, los moscovitas dicen mordacidades al respecto. Aquí se pueden leer cuáles. Mientras, les presentamos el reflejo pintoresco del evento histórico de la ciudad.
a invasión comenzó el 23 de junio de 1812. Napoleón había enviado una oferta final de paz a San Petersburgo poco antes del inicio de las operaciones, de la que nunca recibió contestación, por lo que ordenó a su ejército internarse en la Polonia rusa.
Al principio contó con poca o ninguna resistencia, por lo que avanzó con rapidez dentro del territorio enemigo. Los rusos ofrecieron sólo esporádicas resistencias y Barclay, el comandante en jefe, rehusaba luchar a pesar de ser presionado por Bagratión. Por su experiencia sabía que no podría derrotar al ejército de Napoleón en combate a campo abierto. En numerosas ocasiones intentó establecer una posición defensiva fuerte, pero en cada una de estas ocasiones, el avance francés fue demasiado rápido para finalizar los preparativos, y se veía obligado a retirarse una y otra vez.
Erróneamente, esto se ha considerado un ejemplo de la política de tierra quemada, aunque en realidad, la retirada rusa no era en modo alguno parte de ningún plan maestro para conducir a los franceses a las profundidades del territorio ruso, donde el invierno y la falta de equipamiento adecuado se combinarían para destruirlo. Más bien al contrario, éste fue el resultado de la falta de oportunidades de los comandantes rusos para presentar batalla en condiciones favorables contra un ejército francés que avanzaba con una rapidez y una fuerza imparables.
Las presiones políticas sobre Barclay para presentar batalla y la resistencia continuada del general a hacerlo (visto como un gesto de intransigencia por el populacho), acabó por expulsarle de su posición como comandante en jefe para ser reemplazado por el presumido y popular Mijaíl Kutúzov. A pesar de la retórica de Kutúzov en sentido contrario, su labor fue continuísta respecto a la estrategia de Barclay, al ver de inmediato que el enfrentamiento con los franceses en combate abierto supondría el sacrificio de su ejército sin resultados.
Finalmente, consiguió establecer una posición defensiva en Borodino (tras un encontronazo sin resultados en Smolensk del 16 de agosto al 18 de agosto). La Batalla de Borodino, el 7 de septiembre, fue el día más sangriento de combates en la historia humana, y se saldó con victoria francesa. El ejército ruso pudo sólo reunir a la mitad de sus fuerzas el 8 de septiembre, y hubo de retirarse, dejando expedito el camino hacia Moscú. Al mismo tiempo, Kutúzov ordenaba la evacuación de la ciudad.
En este momento, los rusos habían conseguido reclutar un gran número de refuerzos para el ejército, llevando al total de las fuerzas rusas a una cifra récord en 1812 de 904.000 hombres, con tal vez unos 100.000 en los alrededores de Moscú (donde se encontraban los restos del ejército de Kutúzov derrotado en Borodino, y ahora parcialmente reforzado). La capacidad rusa de cubrir las bajas en el ejército supuso una ventaja crítica que les llevaría finalmente a la victoria en esta campaña.

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